Es de conocimiento
mundial la decadente situación ambiental en la que vivimos. Minuto a minuto
cientos de miles de recursos naturales alrededor del mundo son utilizados, de
buena o mala manera, por millones de personas y se han vuelto vitales para
nuestro día a día. Entre ellos se encuentra el agua.
El agua, centro del
desarrollo sostenible, nos resulta fundamental para el desarrollo
socio-económico, ecosistemas saludables y la supervivencia humana. El agua es
vital a la hora de reducir la carga mundial de enfermedades y para mejorar la
salud, el bienestar y la productividad de las poblaciones así como para la producción
y la preservación de una serie de beneficios y servicios de los que gozan las
personas. El agua también está en el corazón de la adaptación al cambio climático,
sirviendo de vínculo crucial entre el sistema climático, la sociedad humana y el medio ambiente.[1]
Pero al ser el agua un
recurso limitado e insustituible, clave para el bienestar humano, su escasez, que afecta a más del 40
por ciento de la población mundial , es un
tema que exige tratamiento urgente y conjunto
de todas las naciones del mundo. Pese a que 2.100 millones de personas han conseguido acceso a mejores condiciones de
agua y saneamiento desde 1990, la decreciente
disponibilidad de agua potable de calidad es un problema importante que aqueja a todos los continentes.
La ONU ha declarado
recientemente su preocupación por el uso que se le está dando al recurso, ya
que en los últimos años, el consumo de agua per cápita ha aumentado debido al
crecimiento de la población y mejora de los niveles de vida de la misma. Si hoy
se suman las variaciones espaciales y temporales del agua disponible, se puede
decir que la cantidad de agua existente para todos los usos está comenzando a
escasear y ello nos lleva a una crisis del agua.
Además, los recursos de agua dulce se ven reducidos por la
contaminación. Unos 2 millones de toneladas de desechos son arrojados
diariamente en aguas receptoras, incluyendo residuos industriales y químicos,
vertidos humanos y desechos agrícolas (fertilizantes, pesticidas y residuos de
pesticidas). Aunque los datos confiables sobre la extensión y gravedad de la
contaminación son incompletos, se estima que la producción global de aguas
residuales es de aproximadamente 1.500km3. Como siempre, las
poblaciones más pobres resultan las más afectadas, con un 50% de la población
de los países en desarrollo expuesta a fuentes de agua contaminadas.
Un problema de gran dimensión
El problema del agua
es una cuestión que despierta gran preocupación alrededor del mundo porque cada vez se vuelve
más y más escaso. Este recurso puede ser
considerado renovable cuando se controla cuidadosamente su uso, tratamiento, liberación, circulación. De
lo contrario, es un recurso no renovable en una localidad determinada. Esto se debe a
que el ritmo de utilización supera al del
ciclo de renovación del recurso.
LA CRISIS DEL AGUA HOY
La protección del
recurso agua se vio reflejada en los conocidos “Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS)”, los cuales se
basaron en los anteriores compromisos
que en el año 2000 adoptaron 191 jefes de Estado y de Gobierno en la Cumbre del Milenio, para trabajar a favor
de ocho objetivos, que contienen un total
de 17 metas.
El objetivo que más alusión hace a la problemática que
estamos tratando es el número 6. El mismo se titula “Agua limpia y saneamiento”
y establece que si queremos mitigar la escasez de agua, es fundamental proteger
y recuperar los ecosistemas relacionados
con este recurso, como los bosques, montañas, humedales y ríos. A su vez,
también se requiere más cooperación internacional para estimular la eficiencia
hídrica y apoyar tecnologías de tratamiento en los países en desarrollo.
Las Naciones Unidas
han mostrado un firme compromiso con la problemática. En Noviembre de 2002, el
Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales de las Naciones Unidas
adoptó su Observación General nº 15 sobre el derecho al agua, estableciendo que
“El derecho humano al agua es el derecho de todos a disponer de agua
suficiente, salubre, aceptable, accesible y asequible para el uso personal y doméstico”.
El acceso universal al saneamiento “no solo reviste una importancia fundamental
para la dignidad humana y la vida privada, sino que constituye uno de los
principales mecanismos para proteger la calidad” de los recursos hídricos.
Además, en abril de
2011, el Consejo de Derechos Humanos reconoce, mediante su Resolución 16/2, el
acceso seguro al agua potable y al saneamiento como un derecho humano: un
derecho a la vida y a la dignidad humana.
Cuando pensamos en medidas preventivas hacemos alusión a organismos internacionales como la ONU; Sin embargo, no debemos olvidar que tanto los gobiernos como la sociedad en su conjunto pueden contribuir a solucionar el problema. Si comenzamos concientizando y fomentando la educación, principalmente en países subdesarrollados y aquellos que se encuentran en situación crítica, atacamos la raíz de la crisis en la que estamos inmersos.
Cuando pensamos en medidas preventivas hacemos alusión a organismos internacionales como la ONU; Sin embargo, no debemos olvidar que tanto los gobiernos como la sociedad en su conjunto pueden contribuir a solucionar el problema. Si comenzamos concientizando y fomentando la educación, principalmente en países subdesarrollados y aquellos que se encuentran en situación crítica, atacamos la raíz de la crisis en la que estamos inmersos.
La
escasez de agua
puede ser el resultado de dos mecanismos: la escasez física (absoluta) de agua
y la escasez económica de agua, donde la escasez física es el resultado de la
insuficiencia de los recursos naturales de agua para abastecer la demanda de una región y la escasez económica es el resultado de una mala
gestión de los recursos hídricos disponibles. Según el Programa de las Naciones
Unidas para el Desarrollo, la escasez económica de agua suele ser la principal
causa en la mayoría de los países que experimentan escasez de agua ya que la
mayoría tienen suficiente agua dulce para satisfacer las necesidades básicas
pero carecen de los medios para proporcionar en una forma accesible.
Algunas posibles soluciones:
-Hacer del agua un derecho humano, no sólo de palabra: Para que tenga un significado real, el derecho humano al agua se ha de corresponder con el derecho a un suministro de agua asequible, accesible y seguro.
-Hacer del agua un derecho humano, no sólo de palabra: Para que tenga un significado real, el derecho humano al agua se ha de corresponder con el derecho a un suministro de agua asequible, accesible y seguro.
Elaborar estrategias nacionales para el agua y el
saneamiento: Todos
los gobiernos deben preparar planes nacionales para acelerar el progreso en materia
de agua y saneamiento, con metas ambiciosas respaldadas por medidas económicas
y estrategias claras para superar las desigualdades.
Respaldar los planes
nacionales con la cooperación internacional: Para la mayoría de los países menos desarrollados,
la asistencia para el desarrollo es crítica. El progreso en agua y saneamiento
requiere grandes inversiones iniciales, mientras que los beneficios se obtienen
a largo plazo. Las restricciones de los ingresos nacionales limitan la
capacidad de financiación de muchos de los países menos desarrollados, mientras
que el potencial de recuperación de los costos está limitado por el alto nivel
de pobreza. La mayoría de los países donantes reconocen la importancia del agua
y saneamiento.
Preguntas disparadoras: ¿Tu país tiene grandes obras de infraestructura
para la distribución y saneamiento del agua? ¿Tiene tu país reservas de agua
dulce? En caso de tener, ¿cómo las protege? ¿Cómo se desechan los residuos en
tu país? ¿Tienen los ciudadanos de tu país dificultades para acceder a agua
potable? ¿Ha tenido tu país conflictos
con otros estados o empresas por el acceso al agua?
Fuente: Paper de la Organización de Argentina de Jóvenes para las Naciones Unidas. Infografías de OMS
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