por JORDI PÉREZ COLOMÉ
Lunes
20 de agosto de 2012
Hay incluso detalles menores que calcan de los comunistas: los trabajadores de oficinas ayudan a los campesinos dos semanas durante la cosecha, los viernes tienen un día de trabajo social (en la foto docenas de amas de casa cuidan un parterre en Pyongyang), los sábados deben estudiar y los domingos descansan.
Los coreanos están aislados. El cierre al exterior de Corea del Norte tiene como objetivo preservar el régimen. La influencia de extranjeros y sus costumbres puede ser mala. Es probable que los norcoreanos sean las personas que sepan menos del resto del mundo.
En una charla con una universitaria de veintipocos años, le pregunté por Google, Facebook y Youtube. No sabía qué era ninguna de las tres. En Corea del Norte hay solo intranet, no internet. La red es nacional y pocos tienen acceso a ordenadores con conexión. No sé bien qué información puede encontrarse en esa red especial. En todo caso, es limitada.
En Corea del Norte hay solo tres canales de tele: dos
nacionales y uno para Pyongyang, que tienen bastantes ventajas. Las noticias
nacionales suelen ser como las de este periódico: “El líder ha ido aquí o
allí”.
Kim gobernó desde 1948 -cuando los soviéticos salieron del país y se fundó la República Democrática Popular de Corea- hasta su muerte en 1994. Su hijo ha mandado desde entonces hasta que murió en diciembre de 2011. En estos ocho meses, en muchos de las grandes esculturas y pinturas de homenaje, el hijo ya acompaña al padre. Estas son las dos grandes estatuas de Pyongyang.
Todos los coreanos deben llevar un pin con sus efigies. Hay varios modelos. En todas las casas y lugares públicos también deben colgar los retratos de los dos líderes. El marco no es normal, sino como se ve en la foto. Así parece que siempre miren hacia abajo.
Los extranjeros están limitados. El problema para los extranjeros en Corea del Norte es doble: primero, el régimen no quiere que se relacionen con locales y les cuenten cómo es la vida fuera, y segundo, el gobierno pretende dar la imagen de un país eficaz y sólido, así que los extranjeros no deben ver lugares destartalados, sucios o que no funcionen. Esto implica que no puedan salir del hotel ni pasear solos, hablar con locales, hacer fotografías delatoras. El control es casi siempre extraordinario, pero a veces se puede lograr algo con disimulo.
Tampoco puede llevarse móvil; en la frontera los sellan con poca sofisticación, como se ve en la foto. Sí que se puede entrar con ordenador o iPad. No son muy sagaces al identificar novedades. Un extranjero entró sin querer con un aparato que sirve para emitir wifi desde todo el mundo -un MyFi. En la frontera se lo encontraron y le preguntaron qué era. Él respondió: “Una batería”. Y entró.
Obtener el visado es sencillo: solo hay que pedirlo a través de una agencia que tenga relaciones con el país. (Yo tuve dificultades porque los periodistas no pueden entrar; me ayudó no trabajar en un gran medio.) Se puede ir en grupo o como viajero independiente, pero siempre hay asignados dos guías y un chófer con un itinerario cerrado.
El interés de los coreanos para que el extranjero vea un país perfecto hace levantar sospechas: nadie sabe al final qué es cierto y qué no. Algunos turistas creen que algunas de las visitas están preparadas incluso con actores para dar una mejor imagen. Yo solo tuve esa impresión en un par de presuntos templos budistas.
Los castigos para los coreanos por saltarse alguna de estas normas son aleatorios y en parte muchos se saben sobre todo por gente que ha logrado huir. Sus historias son aterradoras. Solo una persona me citó “dos días de reeducación” medio en broma para referirse a qué pasaría si hacía algo mal. Es un asunto tabú, pero la reeducación parece que va mucho más allá.
FUENTE http://www.obamaworld.es/2012/08/20/asi-es-corea-del-norte-en-10-puntos/
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